Último día en Alemania

¡Así es! ¡Esta es nuestra última noche en Alemania! Mañana regresamos a Chile, con las maletas llenas de buenos recuerdos, conocimientos y, por qué no decirlo, de regalos para los que más queremos.

Nuestra mañana comenzó con una caminata hasta el museo Experiminta, una entretenida mañana en la que nos la pasamos jugando y aprendiendo. Se trata de un museo en el que la física, matemáticas, tecnología y óptica se enseñan y demuestran en forma entretenida y, lo que es mejor, ¡fácil!.

 



Toda la exposición está hecha para interactuar con ella por lo que pudimos ver el efecto de la fuerza centrífuga de la tierra cuando la Vale, Florencia Espinoza, Emilia Lara y Mateo se inclinaban en sus lugares o cuando Mateo, la Vale, Vicente y Vincenzo salieron “volando” desde la plataforma que simulaba ser la Tierra. Antes de eso, la Isa, Hugo Nieto, Vincenzo y Vicente experimentaron la fuerza de Coriolis, que según dice Wikipedia es un efecto que se produce debido al movimiento rotacional de la Tierra, y que hace que todo cuerpo en movimiento se desvíe de su trayectoria recta”. Pudieron experimentar cómo una pelota que hacían rodar entre ellos no se desplazaba en línea recta, sino que lo hacía haciendo una curva. Finalmente, en la misma plataforma, Herr Rodrigo y la Florencia Leiva simularos ser la Tierra y la Luna que, manteniendo una fuerza entre ellas, comparten el mismo eje de rotación.

 



















Todo lo anterior estuvo a cargo de una persona del museo, lo que resultó muy interesante para todos.

 



Luego, llegó el momento de comenzar a investigar por nosotros mismos. Vimos cómo se forman y desplazan las ondas y las olas del mar. También cómo se forma un Tsunami y los efectos de las lentes cóncavas y convexas. Estuvimos dentro de un ojo humano y entendimos cómo se forman las imágenes en él. Experimentamos la diferencia entre peso y masa y pudimos ver cómo una (o más) poleas pueden ayudar a levantar un peso.

 























Así, por más de 3 horas estuvimos dándonos vueltas por las diferentes salas del museo, todas llenas de entretención y mucho por aprender y experimentar. Los niños lo pasaron muy bien y, ¡nosotros, los profesores, también!

 














Desde el museo nos fuimos al centro, en grupos, para las últimas compras, ¡o al menos eso esperamos! Las maletas ya no dan abasto y la pesa recorre una y otra vez, verificando que no supere los 23 kilos. En algunos casos, ha habido que comprar otras, y algunos, todavía esperan hasta mañana para tomar la decisión.

Mañana escribiré el último blog del viaje, de seguro, desde el aeropuerto. Ahí les contaré cómo fue nuestra última mañana en Frankfurt, y en Alemania.


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