Conociendo Bremen

Hoy, fue el día para conocer Bremen. A las 10:30 de la mañana partimos caminando rumbo al centro de la ciudad y mientras llegábamos nos íbamos sorprendiendo por su arquitectura, paisajes y calles. Sin lugar a duda, ¡Bremen es una ciudad muy bonita!

 









Mientras esperábamos la llegada de nuestra guía, recorrimos las calles del centro y entramos a la Catedral, consagrada a San Pedro, St.-Petri-Dom, en alemán. Luego, en el City Tour conoceríamos algunos detalles de la iglesia y de los otros majestuosos edificios que están ahí, unos al lado de otros.

 




Comencemos con la plaza, o Marktplatz, una gran explanada, con suelo de adoquines, en la que originalmente se producía el intercambio de mercancías, ya que en el año 965 Bremen obtiene la autorización para comerciar y con ellos, un gran repunte a su naciente economía.

En la misma plaza se encuentra la estatua de Roland, símbolo de la independencia de la ciudad. La estatua quedó intacta a pesar de que Bremen fue bombardeada más de 170 veces durante la segunda Guerra Mundial. Para protegerla, se construyó a su alrededor una estructura de ladrillo que se rellenó con arena.

 


A un costado de Roland, se encuentra el “Ayuntamiento”, un grandioso edificio al que pudimos acceder para ver un gran salón de la Edad Media. En su subterráneo, funciona una bodega de vinos, sólo de origen alemán, que es la más antigua de Alemania y que guarda, además, el barril de vino más antiguo del país. Al igual que con Roland, el Ayuntamiento fue amurallado para protegerlo de los bombardeos, terminando sólo con daños menores después de acabada la guerra en 1945.

 







En 2004, tanto la estatua como el Ayuntamiento fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por UNESCO.

 

Al frente  Roland se encuentra la Catedral de San Pedro, hoy iglesia luterana, después de haber sido católica y luego calvinista. Imposible describir sus detalles e historia, pero nosotros, afortunados, tuvimos la posibilidad de conocer un poco más de ella, junto a nuestra guía Hanna. Cabe decir, que la Catedral tampoco sufrió daños durante la guerra por lo que, lo que se ve hoy día, es en parte, la estructura original, que tiene más de 1200 años, eso sí, con algunas reconstrucciones por diferentes razones. 

 






Como dato curioso, Hanna aprendió español en Chile, en los años ´80, cuando su marido ejerció como profesor de matemáticas en el Colegio Alemán de Santiago. Recorrimos junto a ella el centro de la ciudad, caminando por calles antiguas, llenas de historia, casas antiquísimas, muchas transformadas en tiendas, cafés y restaurantes.

 




Por supuesto que también visitamos la escultura dedicada a los músicos de Bremen quienes, a pesar del intento, nunca llegaron a la ciudad. ¡Hicimos rebuznar al burro, maullar al gato, ladrar al perro y cantar al gallo! ¿Cómo, se preguntarán ustedes? Bueno, en el mismo Marketzplatz, hay una especie de rejilla en el suelo. Si uno deposita algunas monedas, alguno de los músicos lo agradecerá, como mejor sabe hacerlo. El dinero recaudado, que pueden ser varios miles de euros en el año, se destina a labores sociales.

 


😍😍


Para coronar aún más el día, poco antes de las 12:00 de la mañana, comenzaron a sonar las campanas de todas las iglesias de la ciudad. Un regalo para los oídos que, acompañados por todo lo maravilloso que estábamos viendo a nuestro alrededor, nos presagiaron que éste sería un gran día, y ¡no nos equivocamos!

Bremen resultó ser una ciudad maravillosa, entretenida, llena de vida y de turistas. Los rincones a la vuelta de cada esquina del centro hacen necesario dedicarle muchas horas de caminata lenta, con atención a los detalles y, ojalá en la compañía de un buen guía que pueda desentrañar el significado de todo los que se va descubriendo en el camino.




















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