Día de Catedral y Museos

 

¡Buenas noches para todos! Al menos, para nosotros, que tenemos 6 horas de diferencia con Chile. Ojalá estén muy bien y estén leyendo nuestras aventuras por Alemania.

¡Hoy día, estamos muy cansados! El cambio de horario, la larga caminata de ayer, y de este miércoles también, nos está pasando la cuenta. Además, anoche tuvimos una lluvia muy fuerte, con truenos y relámpagos incluidos.

 Como haya sido, unos más descansados que otros, hoy día, a las 8:00 tomamos desayuno y, rápidamente, partimos hacia la Catedral de Colonia, al Kölner Dom, para una visita guiada por su interior. No importa si sea la primera vez que se visita la Catedral o si ya se ha entrado antes, nunca deja de maravillar, no sólo por la construcción en si misma, sino también por la cantidad enorme de historia que se concentran en su interior. Es muy impactante ser conscientes cómo la historia de la humanidad, y en especial de Europa, se entrelaza con sus naves, reliquias y vitrales.

Como dato curioso, o más bien desconocido, al menos por nosotros, el origen del Dom es la llegada de las reliquias de los reyes Magos a Colonia, como parte de una donación que hiciera Federico I, Barbarroja, después de haber conquistado Milán, donde se encontraban hasta ese momento. Con tan valioso regalo, no quedaba más alternativa que construir un templo digno de resguardarlas. Para hacerlo, se eligió un lugar en el que antes hubo un templo romano sobre el cual ya se había construido un templo que ese mismo año, 1248, se había incendiado. Parte de esas construcciones aun permanecen y son parte de lo que hoy día forma la Cámara del Tesoro, una exposición de diversos objetos como vestimentas, joyas y otros, propios de los oficios religiosos.

 632 años demoró la construcción del Dom, y recién en 1880, se ubicó su última piedra. En su interior se encuentran, además de las reliquias de los reyes Magos, otras tantas obras de arte, de todo tipo, que se fueron incorporando en el tiempo.

Estuvimos admirando los vitrales, desde los más antiguos, originales desde su construcción, en 1248, hasta los últimos, renovados en 2007, como parte de las obras de reconstrucción de la Catedral después de los bombardeos durante la II° Guerra Mundial. La diferencia entre ellos es obvia, pero cada uno representa no sólo imágenes del Antiguo y Nuevo Testamento, sino también pasajes bíblicos en que María, los apósteles y santos son representados. Entendidos como verdaderos “libros de historias”, para quienes no sabían leer, los vitrales fueron una instancia de evangelización para un pueblo ávido de conocimiento. Entre las representaciones bíblicas de los vitrales más antiguos, destaca el último, el instalado en 2007,  que está formado por pequeños cuadrados de colores afines a los del resto, pero que no representan historias bíblicas ni vidas de santos, como el resto, aun cuando si mantienen un patrón. Al mirarlos, parecieran ser la representación de los pixeles de un moderno computador.

 Imposible describir detalles, pero de lo que sí estamos seguros, después de haber estado hoy en  la Catedral de Colonia y de haber conocido parte de su historia, es que era un imperdible y que valió la pena estar ahí.




   

 


   













Luego de la catedral los alumnos tuvieron tiempo libre, para recorrer de acuerdo a sus intereses, lo que cada día se les hace más fácil por la autonomía que están logrando poco a poco. Algunos caminan, otros toman metro y, los más aventureros han arrendado scooters, con los que se mueven por la ciudad.  De a poco han descubierto que pueden comunicarse en alemán y no es raro escucharlos hablar con nativos para hacer una compra o preguntar una dirección.

A las 15:30 nos juntamos para visitar el Olimpia Museum, un lugar dedicado a los deportes, donde jugaron e interactuaron con las entretenciones que ofrece el lugar. Los hombres, tuvieron tiempo para jugar una “pichanga”, primero entre ellos y luego con otros visitantes del museo.

Terminado el recorrido, fue el momento del Museo del Chocolate, donde nos explicaron todo su proceso de fabricación e incluso, fuimos degustando el producto en sus diferentes estados, desde el grano de cacao, hasta un chocolate ya terminado a la salida del lugar. Fue una sorpresa saber que el mayor productor de cacao en el mundo es Costa Marfil y que su enorme producción anual no alcanza para satisfacer la demanda de chocolates en Alemania, cuyo promedio es de ¡100 Kg. anuales por persona! 

Fue un gran día, entretenido y muy caminado nuevamente. Mañana, temprano, tomamos el tren a Berlín. Una nueva ciudad nos espera y, de seguro, lo disfrutaremos muchísimo, tal como lo hemos hecho hasta ahora.





































































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