Puerto de Hamburgo

 Tal como había prometido, les cuento de nuestra ida al puerto para la celebración del “Cumpleaños del Puerto de Hamburgo”, tal como se lee en grandes letreros por toda la ciudad.

 Durante la mañana habíamos averiguado qué actividades estaban preparadas para la noche y nos dijeron que, los stands de comida, bebida y juegos estarían abiertos hasta las 12:00 de la noche y que, eventualmente, podría haber fuegos artificiales, pero todo dependía del clima, por lo tanto, no estaba claro tampoco el horario en que se lanzarían.  

Siendo ésta una actividad programada por nosotros, fuera del programa del tour, teníamos plena flexibilidad en cuanto a horarios de salida desde el hotel. Pensando en eso, le dijimos a los alumnos, vía Whatspp, que bajaran a comer listos para salir, de manera de aprovechar al máximo.  Desgraciadamente, no estuvieron listos en el tiempo en que habíamos pensado los profesores, y después de comer, volvieron a subir a sus piezas para arreglarse. A pesar de que Rodrigo y yo estuvimos en el lobby del hotel desde las 20:30, no fue hasta pasadas las 9:15 que recién pudimos salir. Los hombres, que se han movilizado buena parte del viaje en scooters se fueron por su cuenta y el resto, en Metro, al que debemos caminar aproximadamente 10 minutos. Como si todo estuviera en nuestra contra, nos equivocamos y tomamos un tren que iba en sentido opuesto, por lo que nos demoramos, aún más en llegar. Eso significó que sólo los hombres y Florencia Espinoza, que se fue en scooter con ellos, pudieran ver los fuegos artificiales. De todas formas, nos encontramos con ellos más tarde y recorrimos el lugar, disfrutando el ambiente festivo que se vivía en todas partes. Con algunos chubascos aislados, a veces un poco mojados, pero nada grave, nos paseamos por un buen rato. A las 24:15, todos juntos volvimos al hotel y nos fuimos a descansar.

Fue muy entretenido ver que los hamburgueses celebran su ciudad, sin importar el clima y apoyando a los comerciantes instalados en toda la costanera del puerto.

Hoy día nos levantamos un poco más tarde y, nuevamente, partimos rumbo al puerto, a una actividad que si estaba programada dentro del tour. Se trataba de subir por las escaleras hasta lo alto del mástil de un barco a vela, el Rickmer Rickmers. Después de un largo ascenso, se llegaba a una primera plataforma desde la cual se accedía a una nueva escalera y a otra plataforma, hasta alcanzar una altura de 35 metros sobre el nivel del mar. Los niños se entusiasmaron con la idea y, todos quienes quisieron, pudieron hacerlo, demostrando una gran habilidad y fuerza, ya que no era, de ninguna manera fácil. Subieron, afirmados por un arnés, en parejas y cada uno decidió hasta donde quería llegar. Desde abajo, los apoyábamos, dábamos instrucciones y tomábamos fotografías.






Como telón de fondo, teníamos un desfile de naves por el puerto, en el que vimos todo tipo de embarcaciones pasar frente al público, ubicado justo detrás de nosotros. Mientras no había barcos, nuestros alumnos, encaramados en el mástil, eran el centro de atracción. Nuevamente el clima nos jugó una mala pasada ya que a ratos llovía muy fuerte. De hecho, varios alumnos hicieron su ascenso bajo una lluvia fuerte y helada, pero a pesar de eso, el tiempo se nos pasó volando.



La aventura nos dio hambre por lo que, saliendo del barco, fuimos a comer y nos juntamos en el hotel a las 17:30 ya que hay que preparar las maletas para mañana ya que a las 10:00 tomamos el tren a Frankfurt, empezando así a despedirnos de Alemania.

En otro Blog, publico muchas fotografías y videos tomados hoy día.

 





Comentarios

Entradas populares de este blog

Reflexiones 3

Despidiéndonos de Frankfurt y de Alemania